- Calentamos el horno a 180ºC arriba y abajo o con aire.
- Cernimos la harina en un cuenco amplio. Añadimos azúcar, levadura química y sal.
- Cortamos la mantequilla en dados y la añadimos a la anterior mezcla.
- Con la ayuda de un cuchillo, o dos tenedores, mezclamos los ingredientes hasta obtener una consistencia de grumos pequeños y homogéneos. También se puede hacer en el robot, pulsando a intervalos cortos.
- Mezclamos el huevo y la nata. Batimos ligeramente y lo añadimos a la mezcla anterior hasta obtener una masa «grumosa» pero que no se pegue. Si esto ocurre, debemos añadir una pequeña cantidad de harina.
- Cuando veamos que los ingredientes están mezclados y sin amasar, formamos sobre el papel de horno una base redonda de unos 20 cm de diámetro aplastando ligeramente la parte superior. También se pueden hacer shortcakes individuales de unos 6-8cm de diámetro
- Horneamos unos 20 minutos, hasta que se dore la masa y se vea firme.
- Enfriamos completamente sobre una rejilla.
Para las fresas:
- Lavamos las fresas, quitamos la parte verde y la parte blanca.
- Las cortamos en cuartos o en trozos del tamaño que se desee.
- Ponemos las fresas en un bol, espolvoreamos con el azúcar, removemos con cuidado de no romper los cuartos de fres. Vertemos el vino y el vinagre, seguimos removiendo. Tapamos con un film y lo dejamos en la nevera al menos 2 horas.
- En el momento de armar el shortcake, montamos la nata con el azúcar, hasta que se quede firme. Reservamos en la nevera.
- Normalmente el shortcake pequeño se abre a lo largo y se rellena con la nata y con las fresas como un sandwich. Nosotros hemos preferido montarlo sin abrirlo y le hemos puesto primero la nata montada y encima las fresas maceradas regadas con el líquido de maceración.